Embarazo y cáncer de mama
Con motivo del Día Mundial del Cáncer de Mama –que se celebra el 19 de octubre- abordamos un tema que preocupa a muchas mujeres: ¿Cómo detectar este tipo de tumor? ¿Es posible lograr un embarazo después de haber padecido cáncer de mama? ¿Y dar el pecho?
Indice
- Impacto del cáncer en España
- ¿Cómo se realiza la autoexploración?
- Cáncer de mama y embarazo
- Lactancia tras un cáncer
- Prevención del cáncer
Impacto del cáncer en España
En España se diagnostican cada año 15.000 nuevos casos y actualmente ya se manejan cifras que indican que una de cada 16 españolas tendrá un cáncer de mama. En la franja de edad de 45-55 años, el cáncer de mama es la primera causa de muerte por cáncer en mujeres de nuestro país, por delante del pulmón.
La tasa de curación en España ronda el 60%; aunque cuando el cáncer se detecta precozmente, es decir, cuando el tumor no está extendido ni ha evolucionado, el porcentaje de curación se eleva casi al 90% y en algunos casos, como el carcinoma ductal in situ, tiene una tasa de curación que ronda el 100%. Por eso, actos como el Día Mundial del Cáncer de Mama son esenciales para concienciar a las mujeres de la importancia de la autoexploración y las revisiones periódicas.
A pesar de que las posibilidades de sufrir un cáncer aumentan a partir de los 45 años, conviene estar atenta desde la adolescencia.
En mucho casos el tumo es benigno, como un fibroadenoma, pero en otros es maligno y tiene riesgo de metástasis.
¿Cómo se realiza la autoexploración?
Aunque el 90% de los tumores mamarios son benignos, existe una alerta y temor generalizado hacia el cáncer. Es importante comunicar que los tumores benignos, mastitis así como las anomalías congénitas son las patologías más comunes. Para detectar cualquier patología se debe prestar atención a los cambios de este órgano y acudir al especialista.
Las mamas son los órganos del cuerpo que están sujetos a más cambios a lo largo de la vida de una mujer debido a las variaciones hormonales y los periodos de lactancia e influencias externas. Conocer su evolución en cada etapa es fundamental para comprender los cambios que se producen.
Las malformaciones mamarias afectan a su forma, simetría y tamaño y se detectan simplemente al explorar el seno. Disponer de información sobre las características del pecho, su desarrollo, morfología y las particularidades de la mama sana es fundamental para comprender y detectar anomalías en el futuro y colaborar en el mantenimiento de la salud de los senos.
En cuanto a la detección del cáncer de mama, se puede realizar por exploración física (palpación) por parte de la propia mujer, lo que conocemos por autoexploración. Hay que realizarla únicamente unos días después de iniciar la menstruación en mujeres que reglan y ante cualquier novedad o alteración consultar con el médico, sabiendo que el riesgo de cáncer ante estos cambios no es muy alto, pero que vale la pena descartarlo.
También disponemos de métodos de imagen (pruebas diagnósticas) que el médico indica cuando están justificadas, o bien por síntomas en la mujer (descartar o confirmar un problema) o bien en mujeres sin síntomas para hacer detección precoz del cáncer de mama. Esto último se puede realizar a la población como cribado poblacional o bien de manera individual buscando en el último caso que la probabilidad de encontrar un tumor pequeño sea máxima en la mujer que estudiamos mientras que en el primer caso se busca reducir la mortalidad por cáncer de mama en la población a la que se aplica la prueba.
Cáncer de mama y embarazo
El cáncer de mama puede aparecer durante el embarazo, su frecuencia de aparición no está aumentada durante el mismo y el problema principal radica en que durante el embarazo y la lactancia el seno sufre una serie de cambios que lo hacen difícil de valorar al tacto y que también aumentan la dificultad de interpretación de algunas pruebas diagnósticas, llegando a limitarse mucho su uso como es el caso de la mamografía. En todo caso si aparece el cáncer durante el embarazo se puede y se debe tratar. El embarazo no es por sí mismo un factor que empeore el pronóstico de la enfermedad.
Durante el embarazo y la lactancia el tratamiento del cáncer se realiza de la misma manera que fuera de estos períodos, aunque lógicamente algunos tratamientos se posponen hasta el momento del parto por sus posibles efectos sobre el bebé. Incluso se puede plantear adelantar la fecha del parto para poder administrarlos. Existen evidencias de que algunos agentes quimioterápicos se pueden dar durante los dos últimos trimestres del embarazo sin que se haya visto que el tratamiento tenga consecuencias negativas para los niños. La cirugía se puede realizar prácticamente durante todo el embarazo con las adecuadas precauciones y la radioterapia se prefiere dar tras el parto. En la actualidad no se plantea el aborto como parte del tratamiento, al contrario de lo que ocurría hace unos años.
En caso de que se sufra un cáncer antes de haber tenido un hijo y que se desee en un futuro poder tenerlo, se recomienda la prevención de la fertilidad extrayendo los óvulos y conservándolos por si el tratamiento afectara a la fertilidad de estos.
Lactancia tras un cáncer
Las mujeres que se embarazan tras haberse tratado por un cáncer de mama pueden lactar -siempre teniendo en cuenta que se recomienda buscar un embarazo cuando el médico lo autorice y siempre una vez completados todos los tratamientos que deba recibir la mujer. En el caso de que se conserve el pecho que estuvo enfermo, como siempre se administra radioterapia en estos casos, es posible que la mama tratada no cambie con el embarazo y tenga muy poca o nula producción de leche, pero el pecho sano no debe tener ningún problema y lactar no afectará al pronóstico de la enfermedad. Únicamente se debe tener en cuenta que la lactancia limita la eficacia de algunas pruebas de cara a hacer los controles que habitualmente se aconsejan a estas mujeres.
Hasta que se inicien los tratamientos, que como en ocasiones pueden o modificar la producción de leche o pasar a la lacte, el mantener la lactancia no perjudica ni a la madre ni al recién nacido. El cáncer no es contagioso y por lo tanto, aunque el niño mame del seno enfermo no contraerá la enfermedad ni le producirá problemas de ningún tipo.
Prevención del cáncer
Existen una serie de recomendaciones recogidas en el Decálogo Europeo contra el Cáncer que ayudan a reducir discretamente el riesgo y mejorar las expectativas de un diagnóstico precoz.
Para el cáncer de mama lo principal es llevar una vida sana y activa: alimentación equilibrada sin abusar de grasas animales y con presencia de aceites de origen vegetal, especialmente el de oliva; realizar ejercicio físico regularmente; no tener sobrepeso ni un peso demasiado bajo. También es bueno no consumir un exceso de alcohol y evitar tratamientos o suplementos dietéticos cuyo uso no esté claramente justificado y evitar en lo posible tratamientos muy prolongados. La exposición a algunos tóxicos y a radiaciones en dosis altas también puede modificar el riesgo de cáncer negativamente.
El embarazo precoz (el primero a término antes de los 24 años) y la lactancia prolongada (alrededor de unos seis meses) parecen disminuir de forma discreta este riesgo, pero no es lícito ni ético decidir tener hijos antes por este posible beneficio, que es muy pequeño. Sumando varias de las recomendaciones de estilo de vida comentadas anteriormente se puede compensar este discretísimo aumento de riesgo.
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Fecha de actualización: 29-05-2020
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