Enseña a tu niño a vestirse solo
Alrededor de los dos años tu hijo ya está preparado para aprender a arreglarse por sí mismo. Es importante que le permitas intentarlo en cuanto percibas los primeros indicios de querer hacerlo, aunque suponga poner a prueba tu paciencia
Indice
- Un hito en el desarrollo del niño
- Comenzar cuanto antes
- Consejos para ganar tiempo
- No esperar una autonomía inmediata
Un hito en el desarrollo del niño
A esta edad comienzan a mostrar su interés por vestirse y desvestirse solos como hacen papá y mamá. En realidad estos primeros intentos no van más allá de quitarse los calcetines o tratar de ponerse el abrigo. Con 2 años y medio, tu hijo probablemente será capaz de desvestirse completamente con sus propias manos, lo que puede ser muy útil a la hora del baño. Vestirse es una habilidad claramente más difícil que desvestirse, así que por el momento sólo podrá ponerse los calcetines y quizás una camiseta y una chaqueta.
Con tres años aún tendrá que perfeccionar el arte del cierre (botones, cremalleras, cordones, etc.), pero probablemente ya se pondrá los pantalones o el vestido sin apenas dificultad (bueno, seguramente del revés). Esto no significa que un niño de 3 años sepa ya vestirse y desvestirse solo. Podrás comprobar que un día tu hijo está dispuesto a todo y al día siguiente no hay quien le haga reaccionar. Algunos tardan más de lo necesario en vestirse, ya sea porque no han adquirido aún la destreza suficiente para hacerlo sin ayuda o bien porque se entretienen por otras razones. Aunque pueda llegar a frustrarte y desesperarte sé paciente y pronto verás los resultados. A los cinco años, la mayoría de ellos pueden vestirse completamente solos excepto atarse los cordones o abrocharse algunos botones.
A continuación te ofrecemos una serie de consejos que pueden ayudarte.
Comenzar cuanto antes
Lo idóneo es empezar a enseñarle temprano, en cuanto empiece a mostrar su voluntad de querer hacerlo por sí mismo. Así, debéis ayudarle a dominar la habilidad, pero asegurándoos de que sea el niño quien tome la iniciativa. Obsérvale para ver cuándo quiere aprender. Posiblemente te lo indicará al intentar realizar la tarea él mismo. Tampoco conviene apresurarse, ya que si no está preparado podría terminar restándole interés.
Elógiale: Es recomendable recompensar con elogios sus logros al vestirse, por pequeños que sean éstos. No esperes a que esté vestido del todo (tardará años en hacerlo bien). Darle la enhorabuena cada vez que consiga ponerse bien una prenda, le motivará.
Déjale elegir: Permítele que decida qué quiere ponerse. Eso sí, si no quieres que salga vestido de Spiderman deberás acotar las opciones. Ofrécele por ejemplo dos o tres prendas: ¿Qué te quieres poner con estos pantalones? ¿La camiseta azul, la naranja o la roja?
Sin prisas: Los niños necesitan más tiempo que los adultos para arreglarse. No hagas coincidir las primeras lecciones con una mañana de lunes antes de salir corriendo al cole. Deberás tomarte tu tiempo, porque él se tomará el suyo. Permítele su ritmo, especialmente al principio. Ten en cuenta que el proceso de aprendizaje se produce en etapas graduales. Para introducir una nueva destreza es conveniente fragmentarla en pasos sencillos para que el pequeño pueda dominarlos con facilidad. Puede empezar poniéndose los calcetines todas las mañanas. Cuando lo supere, que lo haga con los pantalones; y así sucesivamente. Como se observa, vestirse se convierte en una cadena de pequeños pasos. Lograr pequeñas metas le resultará más motivador que alcanzar un objetivo mayor.
Consejos para ganar tiempo
- Cómprale ropa que sea fácil de poner y quitar. Evita las cremalleras, los botones o los cierres pequeños. Opta por pantalones con cinturilla elástica, cierres de velcro, jerséis sencillos, vestidos sin lazos, etc.
- Prepara la ropa la noche anterior. Elígela teniendo en cuenta la previsión del tiempo y las actividades que tenga programadas al día siguiente. Si quieres que la escoja tu hijo pregúntale antes de acostarse. Pero déjale claro que una vez que lo haya decidido no habrá cambios por la mañana.
No esperar una autonomía inmediata
El desarrollo y perfeccionamiento de una habilidad lleva su tiempo, especialmente abrocharse los botones, subir cremalleras, cerrar automáticos, distinguir el derecho del revés, etc. Si esperas demasiado de tu hijo sólo conseguirás frustrarte y agotar tu paciencia.
Añade un elemento divertido: Cuando los niños se despiertan no siempre están lo espabilados que nos gustaría. Para evitar que se quede parado o no reaccione al vestirse inventa un juego para ese momento. Puedes ponerle una canción, dile que cuando concluya deberá estar vestido del todo. Inventad una canción con las prendas que vaya a ponerse de forma que memorice el orden de las mismas.
Establece una rutina: Lo ideal es que, después del aseo, la primera tarea del día sea vestirse. Sin embargo tal vez él prefiera desayunar antes. Trata de llegar a un acuerdo, pero procura seguir el horario cada día. Por ejemplo: levantarse, asearse, vestirse, desayunar, lavarse los dientes y al cole.
Vístete a la vez: Sabemos que los niños imitan lo que ven. Vestirte al mismo tiempo que ella te permitirá enseñarle cómo hacerlo. “Ahora nos ponemos el pantalón, así nos colocamos el jersey…”
Entrena: Aprovecha cualquier ocasión relajada para practicar las destrezas más complicadas. Atarse los cordones, abrocharse cierres, ponerse los leotardos, etc. No le des demasiada importancia si se ha puesto los calcetines del revés antes de salir hacia el colegio. Emplea los fines de semana en perfeccionar la técnica.
Los trucos de nuestras mamás: “Junto con mi hijo hicimos lo siguiente: en una cartulina yo escribí la secuencia de tareas y él hacía un dibujo de cada una (Me levanto - Me lavo la cara - Me visto – Me calzo – Desayuno – Me peino…) Luego lo colgamos en su habitación. Cuando no recordaba qué venía después de calzarse lo consultaba en su ‘horario’”. Nuria.
“Para enseñar a mi hija Elena a ponerse los zapatos del lado correcto escribí en la plantilla izquierda la mitad de su nombre (ELE) y en el zapato derecho la otra mitad (NA). De modo que para ponerse los zapatos bien debía formar su nombre.”. Alejandra
“Yo organizaba su armario por prendas y colores. Así le resultaba más sencillo elegir y encontrar la ropa. También ponía en cada cajón, una etiqueta con el dibujo de lo que contenía. No sólo le facilitaba la búsqueda de las distintas prendas sino que era especialmente útil para ordenarlas después. Sabía en todo momento dónde guardarlas” Cristina.
“Mi niño aprendió a ponerse el abrigo de una forma muy divertida. Prueba lo siguiente: coloca el abrigo abierto y extendido en el suelo frente a él, con la capucha o el cuello al lado de sus pies. Sólo tendrá que meter las manos en las mangas y lanzarlo por encima de la cabeza hacia atrás”. Pilar.
“María aún es muy pequeña para escoger todo su vestuario, pero quiere intervenir en la elección. Por lo que se me ocurrió que cada día ella sea ella la que elija una prenda, un día una bufanda, otro una falda, otro unos zapatos… y yo le doy el resto. Así ella tiene su autonomía pero evito que salga a la calle disfrazada. Además un día a la semana le dejo a ella decidir una prenda mí”. Bea.
“Mi hijo no conseguía subirse la cremallera del pantalón o del abrigo, ya que se le escapaba la lengüeta del cierre, así que le añadí una anilla suficientemente grande como para que sus pequeños deditos cupieran y pudiera tirar de ella sin dificultad”. Carmen.
“Para evitar que el nudo de la lazada del zapato se deshaga cuando aún no saben atárselos, mójalos ligeramente antes de hacer el lazo. Aguantarán mucho más”. Lucía.
Fuente:
Crissey, Pat (2006), Higiene personal, cómo enseñar normas de aseo a los niños, Barcelona, Ed. Paidós.
Fecha de actualización: 22-05-2020
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