¿Cómo promover el autocuidado familiar?

Índice

• ¿Qué es el autocuidado familiar?
• ¿Por qué el autocuidado es fundamental para la crianza?
• Consejos para cuidarnos y cuidar a nuestra familia
• Beneficios del autocuidado familiar

 

¿Qué es el autocuidado familiar?

El autocuidado familiar se basa en la idea de que el apoyo mutuo y la colaboración dentro de la familia son fundamentales para mantener un ambiente saludable y feliz.

Como explica Cristina Arana Llopis, psicóloga en GINSO. Área de Educación y Prevención de la Salud Mental, “cuando estamos cuidando a un niño o adolescente, sobre todo cuando estos son muy pequeños y dependen totalmente de nosotros, demandando el cien por cien de nuestra atención, solemos dejar en último plano nuestro cuidado personal. A medida que avanza la crianza y el crecimiento de los hijos, esta falta de autocuidado, como cualquier otro hábito, se va consolidando como parte de la dinámica familiar y cada vez se hace más difícil contar con los propios tiempos para cubrir nuestras necesidades y también nuestras aficiones. Se nos olvida que para cuidar bien a otras personas debemos cuidar igual de bien a nosotras mismas. Si vivimos en el agotamiento, la falta de tiempo personal y la aridez ¿de dónde vamos a sacar la creatividad, la capacidad para planificar, el sentido del humor y la energía que requiere la educación de hijos e hijas? Es bastante difícil cuidar de quien depende de nosotros sin estar cuidando al mismo tiempo de nuestro propio bienestar y equilibrio físico y emocional”.

Por eso, es importante que no nos olvidemos de nosotros mismos y dediquemos tiempo a cuidarnos, tanto física como mentalmente. Así podremos cuidar mejor de nuestros hijos, con más salud y más felicidad.
 

¿Por qué el autocuidado es fundamental para la crianza?

La crianza nos demanda, además de una disponibilidad y agilidad física para seguir el ritmo, la energía y las ganas de descubrir que muestran niñas y niños, una disponibilidad emocional para conectar, comprender y ayudarles a regular y expresar sus emociones de una forma positiva y funcional.

Una de las tareas parentales esenciales es contribuir y guiar a los hijos en la recuperación de su equilibrio emocional y fisiológico tras el llanto, una emoción intensa, un conflicto, una rabieta, de tal forma que su sistema nervioso vuelva a un estado de calma en el que seguir aprendiendo, explorando, descubriendo y disfrutando de las relaciones y del entorno. Para conseguirlo, es imprescindible que sepamos identificar y regular nuestras emociones para dar una respuesta adecuada y actuar como un modelo de referencia. Con la falta de descanso esta tarea se hace francamente complicada.

Autocuidarnos también nos ofrece la posibilidad de conocernos mejor, de querernos y respetarnos, y este es el mejor ejemplo que podemos ofrecer a nuestros hijos.
 

Consejos para cuidarnos y cuidar a nuestra familia

Para comenzar a cuidarnos, lo primero es preguntarse de qué manera siento que estoy respetando mis necesidades básicas, reponiendo energías o dándome un mimo. Una vez hayamos identificado estas situaciones, el siguiente paso es ponerlas en práctica. Para ello, hemos de encontrar un tiempo dentro de la organización familiar y ponernos de acuerdo con la pareja, familia extensa u otros cuidadores para llevar este autocuidado a la práctica.

Algunos ejemplos de autocuidado serían:

• Disfrutar de un rato de descanso sin hacer nada.
• Leer un libro, hacer pasatiempos, dedicarse a un hobby.
• Realizar una actividad física.
• Cocinar una receta saludable y apetitosa.
• Dar un paseo por la naturaleza u otro lugar que resulte de agrado.
• Dedicar tiempo a la pareja y las amistades.
• Recibir un masaje o disfrutar de un tiempo de relax.

A estos se suman los intereses, aficiones, deseos y necesidades particulares de cada persona.
 

Beneficios del autocuidado familiar

¿Cuál es en este momento el autocuidado que te darías? A veces, creemos que es imposible lograrlo y ni siquiera lo expresamos. Por ello es importante comunicarlo y buscar las vías y apoyos para conseguirlo. Muchas veces nos quedamos en el pensamiento y no pasamos a la acción, pensando solo en los obstáculos y dificultades. Cuando damos el primer paso en nuestro autocuidado, regalándonos un tiempo de calidad, cada vez nos resulta más sencillo encontrar el momento, nos hacemos conscientes de sus beneficios porque los vivimos en primera persona y esto nos lleva a instaurar un hábito, un círculo virtuoso en nuestro día a día.

Para ello, ten claro tu objetivo de autocuidado, háblalo con tu familia, organizaos y adelante… ¡es tu momento! Disfrútalo sin culpa, gracias a ello vas a contribuir a tu cuidado personal y al de tu familia, mejorarás tu estado de ánimo, sentido del humor, paciencia e incluso tu empatía y comprensión hacia las necesidades de los demás, pues conoces bien y respetas las tuyas.

El autocuidado ofrece una oportunidad muy valiosa para desarrollar la asertividad, es decir, expresar las propias necesidades, deseos y opiniones de una manera clara y sana, lo cual está altamente relacionado con la autoestima. Recordemos que estas habilidades se transmiten a los hijos más por cómo actuamos que por aquello que decimos, así que serás un modelo de inteligencia emocional para la siguiente generación: les ayudarás a identificar sus emociones, expresarlas con amabilidad; a quererse y respetarse.